Arte es libertad
          Arte es libertad

Contacto

Correo electrónico: diquedos@yahoo.es


También puede llamarnos al teléfono: +34 687639057 +34 687639057 o bien utilizar nuestro formulario de contacto.

Momentos literarios

 en redes sociales :

Trabajos literarios del autor
El camino no elegido
Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;
Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.
Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.
Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia
Reseña biográfica
Poeta norteamericano nacido en San Francisco en 1874.
Al terminar estudios básicos en Darthmouth College de New Hampshire, ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard carrera que suspendió en 1899 debido a problemas de salud.
En 1912, buscando un mejor futuro, viajó con su familia a Inglaterra donde permaneció tres años en los cuales publicó su primera colección de poemas "La voluntad de un muchacho" en 1913. De regreso a Norteamérica apoyado por amigos poetas como Ezra Pound, adquirió gran fama y fue reconocido como uno de los grandes poetas de su país, con trabajos como "Intervalos en la montaña" en 1916, "New Hampshire" en 1923, "El arroyo que fluye al oeste" en 1928, "Una cordillera de más allá" en 1936, "Máscara de la razón" en 1945 y "En el calvero" en 1962.
Recibió el premio Pullitzer en cuatro ocasiones.
Falleció en Boston en 1963
ANÁLISIS LITERARIO

Concientiza que eligiendo un camino hubo otro que podía haber transitado, ese no elegido existe la sensación de la preponderancia de que ese recuerdo se patentiza en su vida, consistiendo la misma en la pérdida (el no elegido)sin embargo no es algo que lo preocupe.

Cualquiera de los dos caminos podría haber sido el elegido, pero eligió uno aunque los dos eran casi iguales, pero lo que destaca es la opción, pudo optar y lo hizo por el menos transitado descartando el no elegido.
Siempre se tiene opciones diferentes y uno puede elegir, elige opciones de vida pero eso produce una incidencia ya que no es lo mismo por una cosa u otra. Esto nos lleva a lo que uno puede plasmar como angustia existencial que deriva de la decisión. Es en definitiva la libertad la que da la posibilidad de elección en la sucesión de causales que forman la vida.
Análisis de texto
¡Ay, mísero de mí, ay, infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros, naciendo.
Aunque si nací, ya entiendo
que´delito he cometido:
bastante causa ha tendido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber
para apurar mis desvelos
dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer,
qué más pos puede ofender
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
El texto pertenece a la escena segunda del libro "LA VIDA ES SUEÑO" cuyo autor es Pedro Calderón de la barca, poeta y uno de los máximos representantes del teatro barroco.
En esta escena Segismundo se queja amargamente de su destino. Compara su falta de libertad con la de otros seres que sí gozan de ella. Narra aquí el personaje principal en una primera parte y luego hace una descripción desmenuzada del ave.
Monografía: Influencia del erasmismo en el Lazarillo de Tormes
Autor: Aldo Del Zoppo Forno UNED 2011
El erasmismo, además de haber sido un rasgo elemental del siglo XVI, ocupó un lugar central en la vida de la época. Convertida en una verdadera tendencia española, el cristianismo y el anticlericalismo de Erasmo encontraron en España las condiciones culturales y sociales adecuadas para su adaptación y se arraigaron firmemente en la sociedad convirtiéndose en una corriente original española.
Fue un movimiento con un enclave de profundo carácter religioso que pretendía elevar la espiritualidad de los cristianos volviendo al evangelio y la caridad, que traspasó el Renacimiento llevando sus ecos a siglos posteriores.
Su influencia se percibía en distintos campos de la vida española como política, religión, moral, filosofía y literatura. Muchos investigadores señalan el influjo del erasmismo en novelas pircarescas como el Lazarillo de Tormes, pero las obras de mayor trascendencia que recibieron y reflejaron el espíritu erasmista son: el viaje de Turquía de Andrés Laguna y De los nombres de Cristo de Luis de León y sobre todo el Quijote de Cervantes y en personajes de siglos posteriores a los mencionados.
Erasmo no fue el primero en hablar de una reforma espiritual en España, en criticar la metodolgía escolástica. Su movimiento, liberal y europeísta, fruto de las corrientes españolas y tendencias europeas, fue un rasgo fundamental del humanismo cristiano, cuyo centro de gravedad residía en la formación del hombre, ocupando un lugar esencial en la educación moral que confiere mucha importancia a la libertad, una tarea ética que forma el espíritu del hombre.
Muchos son los desencuentros de filólogos respecto a la supuesta incidencia del erasmismo en el Lazarillo, Marcel Bataillon, ve en esto solo una apariencia, considera que el anticlericalismo del Lazarillo es más tradicional que erasmista. En este sentido (tradicional) sus raíces se hunden en los fabliaux, breves poemas narrativos franceses de los siglos XII y XIV, con un contenido humorístico de carácter popular con el propósito de provocar risa, centrándose para ello en ambientes y personajes reales y vulgares.
Rosa Navarro Durán (filóloga y catedrática de literatura española, UB) enumera en su tésis la cantidad de amos a los que ha servido el Lazarillo, pasando por alto la escencia de la obra: el personaje y su evolución. Este desfile de personajes lo recoge Valdés de una tradición clásica, utilizándolo como recurso dialéctico en defensa de su pensamiento erasmista. Pero en Valdés esos personajes son simples arquetipos mientras que en el Lazarillo cobran vida, son reales y hacen crecer a Lázaro como personaje. Toda esta enumeración es para mostrar una vía clerical, sin embargo, no todos lo son, no todos son clérigos, siendo los amos más importantes, el primero y el tercero, o sea el ciego y el escudero. Es claro que la evolución de Lázaro se debe principalmente a la influencia del ciego, que le enseña a sobrevivir y al escudero que le enseña a huir de la negra honra. Todos los demás personajes enseñán algo, pero lo esencial ya le ha sido dado.
En este Sentido Rosa Navarro dice:
"Todos los amos de Lázaro tienen en común una vivencia de la religión que los hubiera condenado indudablemente desde una mirada erasmista. Salvo el maestro de pintar panderos, del que no sabemos nada, porque su presencia podría parecer que se debe a crear tiempo en la vida de Lázaro, como apuntó Manuel J. Asensio, ya que dice inmediatamente "siendo ya en este tiempo buen mozuelo". Y el alguacil, que le ofrece un modelo que no le gusta a Lázaro por ser su "oficio peligroso". Pero los dos son los únicos que no tendrían cabida en el desfile de ánimas valdesiano porque ni son clérigos ni cortesanos: ésta es la razón de su breve tratamiento en el Lazarillo; son meros personajes de relleno, que aumentan la experiencia de Lázaro y que la hacen más verosímil; pero que también disimulan el hecho de que el muchacho esté al servicio de tantas personas relacionadas con el ámbito eclesiástico, porque éste es el propósito de la obra, visible para lectores cómplices del escritor, que gozarían con su punto de vista."
Se puede decir que esa mirada erasmista muestra un espíritu de reproche hacia la vida clerical, sin embargo el espíritu de Erasmo es otro, sí es verdad que ejerce una reprobación hacia los clérigos, pero no es la de vivir mal ,sino, la de creer mal. Pero todo esto no quiere decir que el erasmismo no contribuyera a crear la atmósfera en que surge el Lazarillo. Existen más rasgos de un anticlericalismo tradicional que de la auténtica doctrina erasmista; los clérigos no ejemplifican una falta de fe sino una falta de comportamiento social y no hay en el Lazarillo una fe religiosa ni una práctica del cristianismo ideal.
Conclusión
Se ha sugerido con frecuencia que el autor de la obra era un erasmista aunque nada de la enseñanza positiva de Erasmo está presente en el libro, pero una mirada hacia el interior de esa hipocresía y desenmascaramiento del corazón no cristiano de una sociedad aparentemente cristiana da lugar a imaginarse un origen erasmista, al menos en "apariencia"(Bataillon). Los ecos de la corriente erasmista seguramente han influenciado de alguna manera en su creador, pero no parece que el erasmismo sea la columna vertebral de su ideología.
Por otra parte los rasgos surgidos son de un anticlericalismo tradicional, más que de una auténtica doctrina erasmista, los clérigos no ejemplifican una falta de fe, sino más bien una falta de comportamiento social y no hay en el Lazarillo una fe religiosa ni una práctica del cristianismo ideal.
Un Lazarillo erasmista, merecería más que la sospecha de un escritor influenciado por la doctrina o la coincidencia de los personajes con el atavío, que ni siquiera son exclusivos de la idea.
El autor del Lazarillo es una incógnita que aún no ha sido dilucidada, es sin duda anónimo por conveniencia, pero su filiación es parte de esa duda, no así el ámbito en el que se dio su nacimiento, dio a luz en un tiempo de cambio contrarrestando aquel oscurantismo convertido en luminosidad a partir del siglo XVI y abonado por un pensamiento crítico donde Erasmo fue palabra autorizada, creando una ambiente propicio en contra del protestantismo y a favor del papado. La picaresca desde el Lazarillo nos ofrece con ojo psicológico e intención satírica un aspecto de la sociedad de la época, que habían silenciado los demás géneros literarios del momento.
La picaresca desde el Lazarillo nos ofrece con ojo psicológico e intención satírica un aspecto de la sociedad de la época, que habían silenciado los demás géneros literarios del momento.
Bibliografía:
Marcel Bataillon ( Biografía) Wikipedia
Luis Vives fue el autor del Lazarillo de Tormes. Francisco Calero Uned
El erasmismo español: Una tradición humanista española. Shinjiro Ando
Ensayos de filología y Semiótica hispánica. Aldo Ruffinatto
La novela picaresca del siglo XVII. Justo Fernández López
El Lazarillo sigue siendo anónimo. Valentín Pérez Venzalá
Alfonso de Valdés (1490-1532) ( Biografía) Wikipedia
La verdad sobre el caso del "Lazarillo de Tormes". Rosa Navarro Durán
BARROCO
Este movimiento tuvo sus inicios a finales del siglo XVI, prolongándose hasta finales del XVII, simbolizaba lo complicado, lo irregular, lo desordenado. De una belleza artificial más auténtica y verdadera que la belleza aparente de la realidad, denunciando en forma satírica los aspectos más agradables de la misma.
Se le da distintos significados, extravagante, neologismo, Larousse lo ve como algo de mal gusto, la RAE que es algo múltiple, otros lo ven como algo recargado, decadente. Pero en realidad no es siquiera una forma o un estilo, una construcción compleja, recargada y causativa, sino más bien es realmente un espíritu, una forma de interpretar la vida.
Hay muchos escritores barrocos que lo hacen verdaderamente bien. El romanticismo es barroco. América fue barroca desde siempre, en aquel continente no llegó ni el estilo gótico ni el plateresco. Toda simbiosis, mestizaje encierra un barroquismo. El barroco es un horror a vacío, fraseo largo que trabaja por asociación, donde se intenta responder a muchas cuestiones. Se necesitan muchos adjetivos, se repiten palabras si es necesario, se implica el autor en que no haya vacío de significación, mucho lenguaje. Esta compleja estructura narrativa se nutre de una gran cantidad de adjetivación, gerundio, participio, adverbio, todo para evitar el punto. La coma es el nexo hacia la otra frase, con una sintaxis lógica para alargar las frases. El camino es engordar el idioma, sin que nos queden resquicios, espacios vacíos. Hay una asociación, una morosidad y en esto hay una implicante paciencia, mucha paciencia. Sin tener el rigor lógico del
Clasicismo, se destaca por un ritmo lento y su única lógica es la profusión, se logra con todos los sentidos, se mete todo el cuerpo en la escritura, esta forma es una catarata de causalidades que se desbocan, que van creando imágenes asociadas. Es jugar con el sentido y mucho con la música, esa música que distingue a un escritor. El idioma maneja al autor, más que el autor al idioma, lo lleva de las narices. El lenguaje es el protagonista principal. Podemos agregar además que hay cosas que tildamos como de maravillosas, pero estas no lo son simplemente por su belleza, sino por lo extraordinario que se nos presenta en su elaboración. Extraordinario por maravilloso más que por bello.
Carlos Fuentes, Alejo Carpentier son representantes de esta forma profusa de escritura.
Veamos el siguiente texto
“ Había caminado en forma muy lenta, pero igualmente consideraba haber hecho el largo y sinuoso trayecto al lugar del consabido destino, demasiado pronto, pero ya estaba en la casa, en la casa del frío mármol gris, donde todo era gris grisáceo como en un día londinense, donde todo parecía acaramelado, debido a la dulzura de su lengua, la voraz lengua de su nada desdeñable dueña, la deseable dueña de la lengua roja como latente sangre, que lo era también de esa casa grande que no solo estaba formidablemente descripta por el gris inanimado, sino por la generosidad de sus ambientes colmados de amplitud, excesivamente luminosos, lógicamente enormes, de techos abruptamente altos como monstruosos monumentos, de yesos trabajados como en otro dorado siglo, de uniformes pisos de madera dura y confiable como la vieja abuela de Jorge (porque la abuela de Jorge era tan confiable como análogamente no lo era Jorge), únicamente la biblioteca estaba finamente alfombrada con una alfombra tan verdosa como el grosero mar de las Antillas; libros, libros de todos los tamaños: grandes, chicos, finos, gruesos, libros bellos de todos los autores, de los más disímiles pensamientos, de las mejores historias más contadas, de las menos, del amor y el desamor, de la vida y de la muerte, porque quien fuera titular de ese impecable y espacioso recinto (me refiero a la biblioteca) se lo llamaba el tesonero hombre de la muerte: adoraba hablar mucho, escuchar atento, observar apaciblemente el llenado de la muerte dentro de los cuerpos inertes. Si uno se paraba cual si un verticalísimo eje perfecto en el centro perimetral de aquella biblioteca circular y giraba sobre si mismo, solo veía libros, libros y estantes de madera lustrada; bellos libros, especiales para desarrollar un taller literario de los mejores, de los más completos e informativos, porque allí estaba absolutamente todo, todo lo necesario, todo lo que uno podía esperar en una fiel conjunción de papel y letra, especial para que Daniel, que, siempre expectante, siendo un extraordinario tejedor de intrínsecas relaciones entre las adoradas almas de sus propios y confiables personajes; Daniel, un escritor de estirpe, pues su creativo padre lo había sido también - vaya si lo había sido!, uno de los mejores y más destacados del complejo oficio, un excelente escritor de espíritu notablemente barroco, maravilloso cultor de las formas – Daniel, estirara sus finos y largos dedos y eligiera fortuitamente al azar un autor, Daniel, un tertulioso bohemio pelilargo que sabía acabadamente más de lo que decía y decía bastante y nunca demasiado, porque hablaba mucho, hablaba de lo que pensaba y decía lo que pensaba y era libre cuando lo hacía, que amaba desaforadamente como nadie y por eso había llegado hasta ese inmenso lugar colmado de equilibrada quietud, por eso estaba justo ahí, en la casa de mármol gris, porque la dueña de la casa, la de la voraz lengua roja como sangre latente, la dueña de la casa del frío mármol gris, un gélido gris londinense, la deseable dueña de la casa grande de ambientes generosamente llenos de amplitud, excesivamente luminosos, lógicamente enormes, de techos altos como monstruosos monumentos, de blancos yesos trabajados como en otro dorado siglo, de uniformes pisos de madera confiable como la añosa abuela de Jorge, ella: María, con nombre de inmaculada virgen, pero sin serlo, no solo amaba en el, (en Daniel) su virtuosa y abundante sapiencia como literato, sino su excluyente poderío amatorio, por eso el estaba allí, no solo como excelente escritor, aunque también por eso: porque la ayudaba a persistir en el tan olvidado para ella, mágico mundo de las letras, sino que también gozaba, hipergozaba en forma incomparable con el, como nunca, del modo más sublime y estentóreo, de todos los modos posibles e imposibles, se sentía la más querida…”
A la hora de comenzar a escribir, se debe ser libre, romper las cadenas de situarnos en hacerlo de tal o cual forma, ser libres es algo fundamental para poder explayarnos. No hay que tomar posesión intelectual de proponerse elegir el registro técnico de antemano, lo contrario denotaría una falta de espontaneidad que el lector seguramente percibirá. No podemos sentarnos a escribir en barroco o cualquier otra forma literaria en forma preconcebida, eso está dentro de uno, vive dentro de uno mismo. Lo técnico es lo menos importante a la hora de escribir, hay que aprenderlo, saberlo, hacerlo rápidamente para olvidarlo de la misma forma: rápidamente, lo técnico es solo una herramienta que nos ayudará en el camino elegido.
El barroco el es el espacio de la No Norma, todo puede estar bien o todo puede estar mal, es, la más absoluta Libertad.
El Expresionismo se parece al barroco, pero consta de una menor profusión, el lenguaje no engorda en la forma que lo hace en el barroco. Lo Clásico es contrapuesto al barroco, es pensar, sentir distinto. Se trabaja por sustracción, se adjetiva solo cuando es imprescindible, hay un rigor lógico, implícito, fraseo corto, seguimiento de la acción. Narración de superficie, un encuadre casi cinematográfico, se cuenta con lo esencial, predomina el campo visual. En este tipo de escritura se siente la realidad de otro modo que en el barroco.