Despierto
Se despierta inquieto, algo le ha intranquilizado en su sueño, el sudor le baña la frente y la camiseta también está mojada. Enciende la luz de la mesita de noche, mira la hora de su reloj… las tres menos cuarto. Lo que haya sido que le ha despertado, le mantiene ahora desvelado.
Coge el paquete de cigarrillos y sale a la terraza…. a lo lejos el ruido del mar rompiendo en las rocas evoca un paraíso de tranquilidad. Cuando sus ojos se han hecho a la oscuridad puede distinguir las formas del jardín. El bananero, los arbustos, las hamacas de la piscina, la dama de noche que le hace sentir su respiración al inspirar cada vez más fuerte para impregnarse de su aroma…. le relaja…
De repente y al fijarse más distingue dos cuerpos en una de las hamacas. Es obvio que no le han visto, por si acaso apaga el cigarrillo. Al rato sus ojos se han acostumbrado perfectamente a la penumbra de la noche y es capaz de distinguir nítidamente el cuerpo de una mujer y el de un hombre. Aún están desordenadamente vestidos, la mano de ella avanza hacia la cremallera del pantalón de él. Por los movimientos pausados, casi diría certero, el observador, que no es una inexperta, Lentamente la mano de ella, extrae el pene del hombre y busca encontrarlo en su boca.
El observador nota una erección y mecánicamente comienza a acariciarse. Abajo la pareja continua lentamente descubriéndose, ahora es él el que busca acariciar el sexo de ella, levanta la falda e introduce una de sus manos entre las piernas de ella. El observador, se encuentra ahora bastante excitado, cuando de repente un ruido le lleva a mover la vista hasta la terraza de al lado.
Descubre una mujer de mediana edad, observadora como él, de la escena que los dos actores principales están desarrollando en la hamaca de la piscina. Ambos se miran durante un instante, observador y observadora. Se conocen, al menos de vista, ya que durante una semana han compartido horarios de desayuno y cena en el hotel.
Observador sabe que la observadora esta casada y tiene dos hijos. Se han sonreído e intercambiado frases cortesas en el ascensor y el pasillo. Ambos se encuentran en una situación incomoda, observador decide ser osado, le sonríe y vuelve a acariciarse su pene. La observadora hace un pequeño ademán de protesta y un leve intento de retirarse.
Los dos saben que ninguno tiene ahora ganas de irse a dormir. Observador piensa que observadora tiene más suerte porque siempre puede despertar a su marido y aplacar esa excitación que seguro también siente. De repente observadora decide romper también el fuego y comienza a acariciarse, primero tímidamente y al poco con más ganas…… lleva un pequeño camisón que enseña casi por completado su ropa interior y muestra o mejor permite adivinar su cuerpo.
El observador sabe que no esta nada mal, porque ya de refilón la ha visto en la piscina. Ella introduce su mano derecha en su vientre y comienza a realizar movimientos acompasados, mientras un pequeño gemido se escapa de su boca. Ahora el observador y observadora se han convertido en actores principales relegando a la pareja de la hamaca a un mero papel secundario. Al rato ambos llegan al clímax, de forma violenta y casi simultáneamente. Después sin hablarse y casi sin mirarse, los dos encienden sendos cigarrillos y vuelven su mirada sobre la hamaca ya vacía y vuelven a encontrarse frente a frente.
Observador y observadora, ahora convertidos en él y ella se sonríen incluso hacen un intento de hablar, pero antes de que ninguna palabra salga de sus bocas ambos se dan cuenta de lo ridículo que seria comenzar a hablar. Ella sonríe hace un guiño pícaro y se despide dibujando un adiós con la mano.
Ahora él vuelve al principio….. a estar solo, ahora si que no recuerda que pensamiento le desvelo, pero su cabeza en estos momento esta pensando en la observadora y mientras enciende un último cigarrillo piensa como reaccionarán mañana cuando se encuentren….. y él piensa ………en si ella volverá a salir a la terraza la próxima noche…
LUGAR ENTRE ESTRELLAS 名列前茅
Andrea solía pensar que era común en su vida, que esa serie de actos rutinarios eran rasgos de un patrón que obligaba a un tiempo indefinido hasta que de repente uno mismo o el azar o la combinación de ambos hace virar la rueda del destino, entonces todo cambia, cambia todo lo que había estado estático durante años, al menos esa era una constante en el pensamiento de Andrea, quizá ilusorio pero lo que era seguro era el carácter monotemático en sus cavilaciones, siempre creyó que lo malo no es lo peor que pueda pasarnos, sino que lo malo es que no nos pase nada.
Nunca lo tuvo muy en cuenta porque lo hacía sin meditarlo, era desde siempre algo natural en él, tampoco era capricho, así le salía y así lo hacía; le era dado leer tres libros como si descansara de cada uno de ellos leyendo el otro, y no es que fueran del mismo género literario sino que podían ser disímiles, lo mismo hacía con su escritura, que si bien no era muy vasta, también venía de tres porque a la hora de hacerlo, de escribir, comenzaba con tres escritos a la vez, algo así le sucedía con la comida y muchas veces pensaba tres cosas a la vez o bien realizaba tres actos a un mismo tiempo. Podría ser una manía o bien algo qué sentía como natural ya que nunca se lo había planteado como una situación caótica para resolver y tratar de uniformarla al uso de todo lo común, era, es de suponer algo que le venía desde siempre aún cuando de pequeño jugaba con sus amigos y se planteaba eso de diversificar en todo momento, en el mismo instante.
Cada uno tiene su historia como su propia novela donde uno mismo escribe dribleando entre aciertos y desaciertos, en su caso su asombrosa narración o la alteración histórica de su vida tenía algo de genético acuñado en lo más íntimo de su creencia, después de todo confiamos nuestra vida a lo que creemos. Hubo un momento bisagra que viró su existencia poniendo todo patas para arriba y que luego, al cabo de años y con renovadas cavilaciones fue capaz de identificar sin duda alguna como un instante clave de su biografía. De todos modos la clarividencia antes de los sucesos era del todo inexistente, un desconocimiento, que de eso se trataba, de lo que iba a suceder no era de ningún modo algo que se pudiera presagiar, más bien iba a suceder ante su total inconsciencia.
Sin el menor atisbo de suponer que algo inusual iba a suceder, transitaba su vida sin sobresaltos. Después de la ruptura con Laura su vida social era casi inexistente se prodigaba entre su escritura, la música y alguna caminata por frondosos caminos rústicos cercanos a su lugar de residencia. Laura había sido como una marca de agua en su vida, pero marca al fin, después de todo hubo una cierta constancia en el trayecto transitado juntos aunque con muchas incoherencias respecto a los fines en común, pero cayó como él siempre sospechó sobre claudicaciones que llevaban la rúbrica de la rutina que llevó al desapego y a la deserción. Nunca estuvo muy mal con su soledad porque le era necesaria en su escritura, pero la falta de proyecto compartido era lo que producía o llevaba muchas veces a la desazón de la noche o la falta de inspiración en sus mañanas para afrontar el día.
Su hábitat, su refugio dentro de su casa era aquel pequeño despacho que daba espalda a un patio soleado, allí entre sus libros, su ordenador, su pequeño escritorio y sus pequeñas paredes adornadas de diplomas y constancias de alguna vida pasada junto con el retrato de sus hijas, trituraba las horas delimitando un espacio reservado para creaciones que él mismo catalogaba como defectuosas, siendo todo lo crítico que se le ha dado siempre ser en toda su existencia literaria.
Los días pasaban mansamente con aquella identificación de ese estancamiento que él mismo criticaba desde sus pensamientos. De tanta recurrencia secuencial instituida por el paso de las horas y muchas veces por la falta de atrevimiento, en uno de esos días tomó la inconsciente decisión de inscribirse en una página de esas donde se conoce gente, siendo preciso, mujeres, si bien no era su intención un encuentro con alguna, supuso que lo satisfaría contactar y poder conversar y conocer otras personas y sobre todo intrusear en otras vidas, después de todo era lo que hacía sin salir del despacho, espiar otras vidas que le venían de lo más profundo, de copias de lo vivido y no recordado a nivel consciente, sino que había que ir a buscarlo muy adentro. La diferencia sustancial que ahora la historia le era contada, le venía de afuera de sí mismo y suponía enriquecimiento, lo que no supuso nunca era la inversión de tiempo que debía de disponer para dedicarse a ese quehacer y lo que se debía involucrar aún para decir no o aceptar el contacto y proseguir conversando en un idioma que no era el materno ya que la web en este caso era de tipo internacional, y fue elegida así para poner vallas a cualquier intención de encuentro aunque fuera él mismo el que lo intentara. Lo cierto es que se autoimpuso un límite que algunas veces consistía en tiempo, no más de una hora, otras la limitación era la cantidad de contactos, no más de tres diarios, cosa que no sucedía en forma constante, aunque era asiduo, también intentaba que no fueran todos los días.
Aunque los contactos eran variados en todo sentido ya que le llegaban de varios países como Japón, China, Rusia, EE.UU, Tailandia, en fin, era como una ola gigante que se esparcía sin contemplar modo y sobre todo horario por esa diferencia que se impone por la pertenencia a uno u otro hemisferio, y muchas veces sin contemplación alguna en cuanto a la edad, muchas veces, él que contaba con 65 años, recibía embates de mujeres de menos de 30 años, algo que molestaba en su ética de hombre en algunas cosas estructurado que además veía esa situación fuera de tono por su paternidad respecto de sus hijas
Lo cierto es que habían pasado más de cinco meses de aquella suscripción a la página y a pesar de una cierta constancia, todo venía enrevesado y conducía en la mayoría de las veces a un cansancio psicológico que se hacía sentir en las largas conversaciones muchas veces, la mayoría, carentes de sentido. Un día, después de una agobiante semana de solicitudes recibidas aún con aquellos límites autoimpuestos, ese día, un domingo, después del día anterior, el sábado donde había decidido borrar todos los mensajes y los “me gustas” que la página guarda en una memoria personal. Cuando todo estaba a cero, le llegó un mensaje que al menos, esta vez llamó su atención, vio la imagen de aquella mujer y quedó pensando unos segundos sin atinar a seguir adentrándose en el perfil, silencioso como el destino se levantó para volver a sentarse y adentrarse en aquel perfil. Todo fue intuitivo, más allá de su imagen que era de un atractivo perturbador, confirmaba la sospecha de su obligado silencio acompañado de un largo pensar. Yennie era oriunda de China de la ciudad de Chongqing, cincuenta y cuatro años, especialista en literatura china había leído mucho sobre literatura occidental, con gustos sobre música clásica, cocina y sobre todo sublime practicante de lo armónico, esto último marcaba su gen chino. Las cosas que destacaban eran frases como “acepto imperfección” o algo imaginario en la búsqueda de su par “Eres mi encuentro más hermoso” “Cómo un árbol como un refugio, déjame relajarme y descansar, una felicidad muy simple suave como el atardecer”
Decidió entonces enviar aquello de “me gustas” como mensaje adjunto, ipso facto Yennie contestó enviando otro “me gustas” al tiempo que los dos se disponían a escribir
- Es muy bonito poder encontrarte – expresó Yennie -
- Lo mismo para mí Me gustaría saber más acerca de ti, tu perfil no dice nada sobre tus preferencias
- ¿Tienes whatsap? Así podríamos hablar, envíamelo y te agrego
– Ok
Pasaron seis meses de aquella primera conversación con Yennie, después de varias charlas diarias los dos valoraban un encuentro, un viaje que distanciaba a cada uno respecto de lo que debía hacer el otro, Andrea siempre fue imaginativo, creativo pero Yennie tenía un poder de análisis y observación difíciles de igualar, con lo que terminó por imponerse y el periplo sería desde España a Chongqing y no al revés. En diez días Andrea preparó su viaje, contrató un billete por Air China con dos escalas y 17 horas de vuelo. Al llegar al aeropuerto allí estaba ella, bellísima, con un vestido negro y acercándose lentamente acariciando con sus labios los de Andrea que la cogía de la mano – Eres tan bonita como tus sueños – le decía en voz baja mientras giraban y la tomaba por la cintura para salir del aeropuerto.
Yennie vive a veinte minutos del centro de Chongqing, en un distrito llamado Nan'an que es bastante más tranquilo que la zona céntrica aunque al igual que el centro de Chongqing es montañoso y no deja de tener esa bruma que lo invade todo. Ya en marcha hacia el distrito de Nan'an Andrea miraba por la ventanilla del Subarú, había perdido la costumbre de los ruidos y de ver tanta gente a su alrededor, un trayecto colmado de subidas y bajadas que pronto se hizo igual de sinuoso pero más plano, llegaron al apartamento de Yennie en un tercer piso y mientras subían en el ascensor Yennie recibió un llamado en su móvil
Yennie tomó de la mano a Andrea, lo acercó al ventanal, hizo que admirara aquella vista de esa montaña que ella veía en todos sus desayunos y que muchas veces había compartido con él por el móvil. Andrea observó asimilando el paisaje, se volvió, miró sus ojos, apretó su cintura junto a la suya y la besó en forma apasionada.
A la mañana siguiente Yennie debía ir a trabajar, tendría vacaciones que aprovecharía para estar con Andrea el máximo tiempo posible pero sería dentro de dos días, le había dicho que le indicaría como llegar al centro de la ciudad y así podía ver el comercio y el movimiento diario de la gente del lugar.
Andrea encontraba muy trabajoso moverse por aquellas calles típicas de un sector montañoso que hacía que estas fueran subidas y bajadas pronunciadas. Ya en el centro pudo ver que como en todas las ciudades chinas el contraste entre lo antiguo y lo moderno es permanente. Empinadas y laberínticas, muchas de las calles de Chongqing sufrían los mismos atascos de occidente con el agregado de los llamados Bang-Bang, porteadores de torso desnudo llevando mercancías de un lado a otro, eso no deja de ser una suma con la finalidad de entorpecerlo todo a la que adosan las motos y los servicios de mensajería. El contraste muy chino entre lo viejo y la vanguardia salta a la vista, le chocó en un primer momento pero luego la vista se acostumbra y se vuelve todo más agradable. El ambiente era húmedo y la bruma marcaba como una ensoñación, como algo misterioso por develarse, así es Chongqing pensó. En su paseo recorrió el barrio de Ci Qi Kou, el pueblo de la porcelana plagado de arte de las dinastías Ming y Qing del siglo XIII al XIX, Chongqing sigue conservando aspecto de aldea pero hoy es un gran bazar que Yennie le había adelantado y le había dicho que su amiga Shuang era una empresaria que se dedicaba a la fabricación de distintas piezas muy valoradas. Aunque no se animó a probar bocado esperando que Yennie lo guiara, se paraba admirado en cada puesto de comida callejero, le pareció pintoresco los chillidos de los vendedores de la calle Ci qi kou, aunque no le gustaba el ruido continuo que proliferaba en aquella calle, también encontró interesante y muy alegre personajes con vestidos de colores rimbombantes maquillados difundiendo la ceremonia del té en las puertas de salones los cuales los había en gran cantidad, venta de perlas, talleres de bordado, en fin, un amalgama en forma de mercado que ofrecía de todo y para todos. La parte moderna de la ciudad se muestra en la orillas del Yangtze y el Jialing y es especialmente bella al caer la noche es la parte de la ciudad que hace que Chongqing ostente el récord del mayor número de restaurantes por habitante que siempre parecen estar llenos. Buscó en sus bolsillos la dirección del apartamento de Yennie, llamó un taxi y volvió para hacerse un té y esperar a que ella llegara.
Cuando llegó la noche del otro día, llegados a Chaotianmen embarcaron en uno de esos barcos que orillan la ciudad mostrando las coloridas luces de los edificios, de otros barcos en el río y de las estrellas conformando una bella vista nocturna. Sentados sin ningún recuerdo que lo mereciese, todo se convertía en presente para Yennie y Andrea que se buscaban en caricias a la luz de la luna, cobijados por la noche.
Al día siguiente después de la confirmación a Shuang de la hora más o menos que arribarían a su casa, se encaminaron hacia el puente por la carretera G93
Para llegar a casa de Shuang en Bishan debían cruzar el Yangtsé que es atravesado por el puente Chaotianmen, que es de carretera pero también de ferrocarril, es largo, muy largo, unos mil ochocientos metros armado con dos arcos de acero que por la distancia de sus pilares de apoyo son considerados los más largos del mundo.
Al hacer un viraje la carretera se convirtió en la G5013 por unos kilómetros para entrar definitivamente en la G319 que los llevaría directo a Bishan, una aldea situada al pie de una gran montaña verde está desconectada de toda modernidad donde su principal paisaje son los cultivos de temporada, cambiando de color según el tiempo, una primavera de colzas con un amarillo intenso formando una alfombra maravillosa o el verde de los arrosales en los meses de mayo a septiembre.
Después de atravesar un camino arbolado de un km, apareció una imponente casa con un techo a 4 aguas que suelen llamar xieshan, previo a la entrada antes de llegar a la casa se encontraba un jardín semicircular con un centro que contenía una fuente de la que brotaba agua en forma permanente y en cuya parte superior había dos dragones con orientaciones, Este/Oeste, la casa estaba decorada y orientada según la filosofía Feng Shui, en ese pensamiento milenario se toma muy en cuenta la energía y los ambientes de la casa de Shuang tenían una distribución abierta y comunicada, las líneas curvas y los colores aplicados intentaban imprimir armonía y felicidad que a su vez determinan bienestar físico y emocional. Las palabras Feng Shui significan viento y agua, siendo esta última un elemento que representa abundancia, riqueza y suerte, paz y tranquilidad pero sobre todo armonía en la vida.
Salió a recibirlos Jan que tenía a cargo el servicio doméstico y otros menesteres, luego apareció Duyi que era la persona más destacada en la resolución de todos los inconvenientes o problemas que le surgieran a Shuang sean estos de la índole que fueran, un super secretario personal como el significado de su nombre sugería, “todo en uno”. Por último salió la dueña de la casa que nos abrazó y besó a Yennie claro pero también a mi como si me conociera de toda la vida. Nos invitó a pasar mientras nos hablaba sobre la lealtad y efectividad de ambos. Sobre Duyí y dirigiéndose a mi me dijo que su madre era argentina, lo llamaba Tommy y para ti es bueno porque no solo habla chino e inglés sino español, te ayudará, bueno los ayudará en todo en vuestra estancia aquí. Nos fue mostrando parte de la casa que era realmente espaciosa, en la planta baja un recibidor, una gran cocina y comedor ambos con baño, una pequeña habitación con baño incorporado y un gran despacho también con su baño, todo daba al exterior de la casa por la parte de atrás con grandes ventanales hacia el inmenso jardín, pegado al recibidor había una gran escalera casi semicircular y debajo al costado de la misma un ascensor imponente que daba en el primer piso a cuatro habitaciones todas con baño y vestidor, la principal tenía incorporado un jacuzzi elevado y un gran patio que comunicaba a las dos habitaciones principales todas con ventanales hacia el jardín, luego en el segundo piso había tres habitaciones, dos baños y un balcón que comunicaba a las tres con la misma orientación. Todos los colores eran tenues, con esa suavidad que implica el Feng Shui en busca de paz y equilibrio, una armonía que también se manifestaba en las flores naturales y en los tibores de auténtica porcelana china. Las paredes no estaban muy adornadas, algún cuadro que otro sobre paisajes, fotos las había en el despacho y solo de personas vivas, eso es lo que propone el Feng Shui, sólo personas vivas y nada roto. Es verdad que en la recepción, justo en la entrada aparecía una representación de dicha filosofía que se manifestaba en un pakua que contiene el yin yang que es la idea de opuestos sin oposición, o sea que aparecen en contraposición uno de otro pero en realidad son complementarios e implica la necesidad mutua con el fin de la existencia, dan la idea de cambio constante y una infinita variedad de opciones de vida y algo que hace pensar ni bien uno llega al jardín de entrada y ve los dos dragones donde faltan dos puntos cardinales, esto es porque las energías solo fluyen Este/Oeste descartando la fuerza magnética que brindan Norte/Sur.
Andrea pensaba que en un primer momento todo parecía muy ceremonioso por ser algo nuevo, pero en China la ceremonia siempre está a la orden del día, después de acomodarlos en una habitación en el primer piso junto a la de ella que es enorme, cenaron los cuatro incluido Duyì que como Jane son parte de la familia. Un plato al que llaman hot-pot que es una especie de fondue pero donde se sustituye el aceite por un caldo ligero y algo picante, en la olla se depositan carnes, pescados, verduras, setas, pastas para darle el punto deseado que cada comensal considere, completando con pocillos con diferentes salsas. Luego de terminar la cena, Jane sirvió un te chino de hojas verdes molidas y todos se fueron a dormir, no sin antes Shuang comentara a Duyí que a la mañana siguiente iría a Hong Kong para volver al otro día y que los acompañara a ver un poco de la aldea.
En la mañana al levantarse para desayunar, Shuang ya no estaba y Duyí tampoco por que la había acompañado con el chofer al aeropuerto. Jan sirvió el desayuno y dijo: “Pueden recorrer la zona de la piscina y parte del parque cuando terminen mientras esperan a Duyí que los vendrá a buscar para visitar algunos lugares de la aldea”
Al llegar el chofer con Duyí este les comentó que irían a conocer la librería que es muy mentada como una maravilla, “es una sala ancestral de más de doscientos años que la transformaron en una librería boutique, haciendo de esta maravilla algo único, es un museo combinado con artesanía tradicional y arte contemporáneo” dijo Duyí. Una gran verdad ya que además era la primera librería construida en la China rural en tiempos modernos donde había funcionado la Cooperativa de Comercialización de Bishan y que conserva su antiguo nombre, una belleza sublime ya que se conserva toda esa mística de las dinastías chinas a través de su estructura que parece estar suspendida en el tiempo y traída a este siglo solo con cuestiones menesteres de conservación. El patio central está techado salvo en su parte media que conserva una claraboya con un doble techo que ocupa gran parte de la techumbre y que da una luminosidad a todo aquel perímetro que contiene estantes llenos de libros. También hay otras salas con gabinetes y vitrinas que exhiben artesanías y colecciones, la parte superior sobre una de las salas es un verdadero páramo especial para disfrutar de un estado meditativo o bien tentarse con alguna variedad de te si se quiere con galletas artesanales rociadas con polvo de amapolas horneadas en el mismo lugar que está promocionado por artesanos y diseñadores de la zona y varias veces al mes cuenta con la actuación en vivo de algún grupo de música autóctona.
Bishan no es un pueblo muy popular y se supone que eso le da su encanto, cultivos, casas blancas con tejas grises y muchos caminos para recorrer en bicicleta, un refugio sobre todo para artistas y literatos, algo que a Andrea lo tenía maravillado, tanto como la cantidad de espantapájaros que parecen saludar al visitante ubicados entre los campos de cultivos lo que le hacía recordar momentos de su infancia en Argentina debido a un poema que el amaba llamado “Espantapájaros” de Oliverio Girondo y que a su vez tiene su raíz en un poema japonés basado en una metáfora sobre el hombre sometido a las fuerzas del destino, aunque desde la perspectiva de Girondo en los años veinte, la mirada del espantapájaros es algo que enamora desde una belleza interior de la persona aunque esa belleza no se haga presente por fuera.
En esos días Shuang se dedicó a ofrecer un poco de turismo zonal y sobre todo a que puedan conocer parte de su vida ocupacional, aquello que le brindaba el valor material para sostener su forma de vida y que ahora ya era parte también de ellos. Dedicaron pues un día completo con Duyí a recorrer la fábrica de porcelana. Shuang comentaba entonces: “Mis bisabuelos comenzaron con la fabricación de porcelana, aquí eso es casi ritual y se originó hace 2000 años. La capital de la porcelana es Jingdezhen en el sureste, aun así también hay pequeñas fábricas distribuidas en varias partes de China, la verdad es que nuestra fábrica era pequeña y no producíamos en gran escala. Cuando tomé consciencia y asesoramiento claro de que si queríamos vender más, había que producir bastante más de lo que estábamos produciendo comencé a pensar en hacer un cambio estructural, así que nos basamos en una nueva porcelana que si bien era del Siglo XVII, la temática de fabricación mejorada surgió hace unos doscientos años en el sur de Londres, fue algo que como sucede muchas veces sucedió en forma accidental, alguien quemó una especie de harina de hueso en su horno y el resultado fue una transparencia. Surgió así la Bone China, una porcelana transparente durable que baja los costos de la original china, por tanto la meta era producir para exportar, además la población china no consume ese tipo de porcelana sino la original, pero a nosotros nos sirve para exportar a todo el mundo. Hoy se ha triplicado la superficie de la fábrica y tenemos representantes en todos los continentes. La verdad es que a veces me agota esto de la fabricación de productos, menos mal que está Duyi que se encarga de casi todo. La madre lo llamaba Tomás aunque para abreviarlo le decía Tommy pero está registrado como Duyí que a decir verdad es un acierto porque significa “todo en uno”. Bueno como saben también tenemos una sociedad que se dedica a la fabricación de trajes de baño donde solo hay aporte de capital, Duyí también hace el seguimiento y es persona autorizada para asistir a las reuniones de los accionistas.
Ah si, ya sabes que aquí somos mucho de significados, de simbolismos. Es una artemisa tridentata y significa buena suerte, una creación de aquellos tiempos que fuimos mejorando respecto a su imagen, pero que sigue intacta por eso de “buena suerte” - Dijo Shuang que en un momento dado insinuó a los dos querer tener una conversación con ellos algo más intimista si se quiere.
En ese lugar de China solo se escucha el rumor del viento o los pájaros cuando pían sobre todo en la mañana, había sido una noche romántica y muy conversada, Andrea se había sentido maravillado porque su receptiva dama lo había cubierto de caricias. Entre sueños, después de un profundo respiro que lo hizo despertar, notó que Yennie no estaba a su lado, sorprendido miró su móvil y vio que eran las tres y media de la mañana, se puso la robe y caminó despacio y descalzo para no despertar a Shuang, miró por varios lugares, bajó la escalera hasta que dio con la cocina donde Yennie estaba sentada junto a un vaso colmado de leche, se acercó con una sonrisa mirando sus ojos
Lo miró, esbozó una leve sonrisa que dejaba entrever cierto gesto de preocupación
Interrumpiendo bruscamente su relato, Yennie negó con la cabeza y con la palabra todo a la vez.
No, Qīn'ài en ningún momento dije que fuera una cosa mala, pero sí me preocupa porque me parece que se de que nos va a hablar
En forma cadenciosa Andrea se sentó a su lado, la miró a los ojos y esperó sus palabras
Yennie no dio respiro a la respuesta
Andrea abrió los ojos, estupefacto por la respuesta, abandonado de sus míticos reflejos para reaccionar ante situaciones imprevisibles sin embargo se esforzaba para sacar esa creatividad que había sido una constante en su vida., El primer momento fue intuitivo y lo llevó a la negación, pero rápidamente comprendió que el instante pasó casi inadvertido, solo era necesario para que su cerebro intentara procesarlo todo, a su vez reconoció en Yennie sagacidad y capacidad de comprensión instantánea. De todas maneras no abdicaría de tener un encuentro consigo mismo para afinar eso que le había causado una sensación de desconcierto y hasta un cierto pánico derivado de un acertijo enredado en una telaraña que alertaba peligro.
Yennie, tomó el vaso, lo introdujo en la nevera y exclamó: - Vamos a la cama, estoy más tranquila, ven
Habían pasado varios días de aquella conversación entre Yennie y Andrea, no es de suponer que estaba olvidada sino más bien en una tensa espera que afectaba sobre todo a Andrea que no dejaba de pensar en ello y en que Yennie no estaba acertada respecto a lo que podría suceder. Había pasado una semana y estaba pronto a llegar el sábado, era un viernes, volvían de realizar una compra con Yennie y Andrea ayudaba al chofer a introducir la compra en la casa. En ese momento sonó el móvil de Yennie que contestaba:
- ¿Shuang? Hola, si dime, ah si bien ¿Y que te parece que le diga al cocinero? Aha… ¿En la terraza dices? Si, no hay problema, no a Andrea le gustará la idea, ¿Así que el menú lo elijo yo? Una cosa, hemos pensado viajar la semana…ah bueno, ya lo hablamos entonces, ya se que no hay apuro, pero era para… ¿A qué horas llegarás? Ahá bueno, estará todo preparado, ¿dónde has dicho que estabas? Ah si en la modista, bueno te esperamos, 不要忘了我们, yi huir jian.
Yennie acarició su cara, lo besó en la mejilla y le dijo – anda ve ponte guapo… no hace falta, solo vístete mejor –
En la terraza, cercanos a la gran piscina, bajo aquella sombrilla gigante sentados a la mesa adornada con un bello mantel bordado, estaban los tres sonriendo y esperando por la comida, un menú desbordante de simbolismo. Aquella comida que parecía contar con la característica de festejo contenía tres platos diferentes: 1 -Pastel de Luna, que generalmente se toma en noche de luna llena, se trata de una mini torta que simboliza unión y felicidad rellena de frijol rojo con una decoración en relieve. 2- Un plato llamado Shu Mai, perteneciente a la cocina Dim Sum que son como bocados cocinados al vapor, una maza de trigo abierta en forma de pequeño cazo relleno de cerdo y gambas, 3- Arroz frito con salsa de ostras, cada plato tenia una base circular de color diferente, rojo, verde y amarillo. Jun había traído las bebidas, zumos naturales y agua fresca doblemente filtrada, seguidamente llegaron los platos conteniendo el menú en colaboración con Jun también Duyí ayudaba a servirlos, era cierto eso de “todo en uno”. A veces se sentaba con nosotros pero era de suponer que esta vez la estrategia, si es que existía tal estrategia, no se lo permitía, así que luego de colaborar con el servicio se retiró a algún lugar cercano a la cocina.
Bebían y comían disfrutando, comentando historias y algunos avatares respecto a recorrer distancias, de alguna forma los tres eran viajeros recorriendo distancia en el tiempo enunciando anécdotas, o distancia geográfica ya que los tres recorrían distancias para llegar donde estaban y en el caso de Shuang su distancia asidua no tan bien venerada era Hong Kong dónde acudía por obligaciones laborales. Lo cierto es que, al menos dos no dejaban de estar inquietos respecto a un segundo o tercer pensamiento sobre la sospecha de aquella imaginada no tan certera propuesta, quizá el momento no fuera este, quizá el mentado momento no llegara nunca.
Los postres son muy ricos y vistosos en China, sin embargo por gusto o por acuerdo tácito, ninguno, ni Yennie, ni Shuang ni Andrea consumían dulces. Fue entonces cuando Andrea trajo una pequeña bandeja que contenía algunos jujubes rojos, una especie de dátil chino que había adquirido mientras hacían la compra con Yennie. A ella y a Shuang les había encantado el detalle, un detalle cuyo infaltable motivo simbólico es “la fruta de la inmortalidad”, si y ellos lo parecían, parecían inmortales.
Felicidad era de a tres, estaban todos muy entonados y felices de compartirse. Mientras Jan retiraba la vajilla dejando solo el agua, la conversación viró sin ningún tipo de intención prefijada. Andrea hizo el comentario que ya había manifestado muchas veces junto a Yennie que estaba totalmente de acuerdo. Ella lo observaba con intriga creando mentalmente a su vez una leve sospecha de una especie de estrategia. Hizo referencia al budismo, sí pero haciendo hincapié en lo tántrico, en ese sentido Andrea se había instruido durante mucho tiempo y hablaba desde lo conceptual y aquello leído en varios libros. No es que ellas no supieran del tema, más bien la valuación era compartida.
No necesariamente deben confluir los pensamientos pero sí ser afines en el comportamiento, en ciertas condiciones en las que las personas se deben parapetar para afrontar los sucesos que plantea la vida. – aportó Shuang - y continuó diciendo: Cuando hay personas que confluyen en una vida en común y se rigen por lo tántrico, en ese caso, en el budismo tántrico al que llaman el vehículo del resultado, los practicantes hablan, sienten y se conducen como si hubieran alcanzado el nirvana.
Ambas rieron y lo hicieron también mentalmente por ese intento de desmotivación sobre un tema que supuestamente estaba dando pie a Shuang para canalizar la mentada posible propuesta.
– Yo creo que el Tantra es un culto a la feminidad, es la capacidad de desarrollar la parte masculina de las mujeres y la femenina de los hombres para lograr el entendimiento mutuo – dijo Yennie -
– Verdad, sentenció Shuang
En ese momento se escuchó una música lejana que provenía del recibidor cuya puerta estaba abierta. – Es mi móvil dijo Shuang, está en mi cartera, no se muevan que la conversación nos tiene concentrados, siento romper la armonía pero vuelvo enseguida –
Shuang volvió rápidamente pero esta vez volvió con el teléfono en su mano, solo que esta vez estaba apagado.
- ¿En qué estábamos?
- En el Tantra
– Si, bueno en el Tantra los sexos son tratados con igualdad
Los tres comprendían a la perfección los textos tántricos, sobre todo a partir que Andrea comentó: “Los textos indican que no se trata de introducir el sexo en la espiritualidad sino de introducir la espiritualidad en el sexo, esto marca una diferencia del enfoque filosófico respecto a lo religioso, no hay ningún intento de anular los deseos, sino de transformarlos en sentimientos de orden superior”
– Bueno, parece que los tres nos hemos informado del tema y lo mejor es que estamos de acuerdo y habiendo de estar de acuerdo en esto que es fundamental, quizá podamos estar de acuerdo en otras cosas…
Yennie y una pequeña ayuda - ¿Por ejemplo, a que cosas te refieres?
Andrea la miró, se acarició la barba y esperó lo que según su amada iba a acontecer
– Bueno a decir verdad hace unos días les había dicho que estaba interesada en hablar con ustedes. En realidad es algo importante y no quiero plantearlo frívolamente…pero a riesgo de que crean que hay un elevado grado de frialdad en mis palabras, no hay nada de eso, simplemente soy audaz.
Yennie sonreía, si hubiera habido apuesta la estaría a punto de ganar mientras Andrea estaba tenso y expectante
- ¿Segura?
Al unísono Yennie y Andrea contestaron: ¡Seguros!
– Bien, no vamos mal entonces. ¿Qué me dirían si yo les propondría un matrimonio, perdón está mal dicho un trimonio? ¿Cómo lo valorarían? ¿Me tomarían por loca?
Andrea se adelantó: Yo aceptaría y Yennie casi tropezando con las palabras recién dichas: Yo también lo haría
Las respuestas petrificaron la actitud de Shuang que logró sobreponerse rápidamente
– Les aseguro que no tienen ni idea de lo que siento, me hacéis descontroladamente feliz. Solo hay una cosa que no entiendo y es que no solo no dudaron sino que no los he visto sorprendidos a ninguno de los dos
- ¿Y digo yo, no será que nosotros también lo habíamos pensado?
- ¡Maravilloso!
Shuang abrió los brazos al cielo y en ese momento tal cual señal, llegaba Duyí con una botella de champagne y cuatro copas. Listos para brindar y abrazarse, eso sí, cuando volvieron a quedar solos Andrea manifestó a Shuang su inquietud
- No sigas, ahora yo soy la que tengo el dinero, pronto, si nos casamos, tu y tu, - señalando a ambos -, lo serán también, seremos los tres herederos de cada uno y mi felicidad es tenerlos como herederos, como amantes, como amigos, como personas junto a quienes deseo terminar mis días, también tus hijas Andrea serán nuestros herederos en caso de que alguno de nosotros falte.
- Ya sabes que a mi no me mueve el dinero, pero estoy felizmente abrumado por tu apertura, por la capacidad de compartir…
– ¡Bien! Hagámoslo oficial. Yennie, Andrea, ¿Se quieren casar conmigo?
- ¡Sii! -
Los tres se apartaron de la mesa que los separaba se juntaron y se unieron en un dulce beso romántico y espiritual a la vez.
– Ahora pensaré en tres, así que: ¿Qué les parece si esta noche nos vestimos divinamente y vamos a comer a un restaurante con clase?
Yennie y Andrea contestaron, Andrea dijo: Estoy listo para todo. Yennie: Sin dudarlo yo también; terminaremos algo que nunca hemos terminado, “Sin duda” contestó Shuang acercando sus labios a los de ella
A las siete de la tarde del mismo día ya preparados y en el recibidor los tres estaban realmente elegantes, Yennie y Shuang, ambas llevaban vestidos Cheongsam con cuello mao, el de Yennie era oro con motivos de pequeños arabescos, en cambio el de Shuang era rojo y los motivos eran pequeños y alargados dragones, Andrea vestía un terno de brocato negro con destellos verdosos, con chaqueta y camisa cuello mao y esta de color verde agua con un pequeño dragón en la izquierda de un color difuso una mezcla de negro con verde. ¿Casualidad? Se podría afirmar que no, abundando en la sospecha de la salida de compras de Yennie y Andrea y la visita a su modista por parte de Shuang.
Llegó Duyí y luego de certificarles la trielegancia les informó que el coche estaba listo y que sería él quien los llevara porque el chófer se había ido. Llegaron al Regent Chongqingn y se adentraron en su restaurante donde tenían una mesa preparada que juntamente con el asiento de sofá semi curvo con alto respaldo formando una especie de cabina
Shuang los observaba a los dos en una forma peculiar, quizá un poco más intensa o digamos como en aquel instante de haberles hecho la proposición. En un momento dado, juntó las palmas de su mano una contra la otra dejando el dedo anular de ambas recogido, entonces dijo:
- ¿Saben porque las personas llevan alianzas de compromiso en el dedo anular y no en otro?
Andrea y Yennie se miraron, les había agradado aunque no captaron en el momento la ubicuidad del comentario que prontamente lograron entender cuando el camarero apareció al instante con tres copas de champagne y una pequeña caja rectangular dorada, la apoyó sobre la mesa y ella sonriente, conforme consigo misma de haber cumplido con su particular ritual y con el simbolismo tántrico que había desarrollado desde un principio. Mientras Shuang abría aquella caja alargada, dentro de ella afloraban tres pequeñas cajas forradas de un azul intenso, las sacó, acercó a Andrea una de ellas, otra a Yennie y la tercera quedó de su lado. Procedió a abrir la suya sacó un anillo de un color metal que más tarde se pudo saber que era de platino con un centro de madera incrustada, Suhang tomó la mano izquierda de Yennie colocó el anillo en su anular sin que ambas dejaran de mirarse, a su tiempo, Yennie, aunque no se comprende como supo que era ella la próxima, abrió la caja, tomó la mano de Andrea, y puso el anillo en el anular dejando su mano unida a la de él que a su vez tomó la mano de Shuang e hizo lo propio dejando su mano entrelazada a la de ella mientras Shuang buscaba la mano de Yennie y así los tres quedaron en silencio, sonriendo y con las manos entrelazadas por un corto tiempo medido en intensidad. Un momento de felicidad coronado por la pequeña copa de champagne de cada uno juntándose para el sonido cristal del festejo.
La cena fue muy sugestiva ya que bordeaba la sensualidad, el plato entrante Seen Kow, una sopa hecha a base de vejiga natatoria de pez, preeminentemente afrodisíaco, luego un pescado al vapor con wu gok que es un tubérculo crujiente de gusto dulzón. Bebieron zumos y terminaron la velada gastronómica con el placer de compartir un té de longjing que ostenta un sabor profundo de mezcla sabores, miel, nuez y acidez floral, el acto de beber te es ceremonial y sustenta un propósito social.
Sonrientes y compenetrados en sus propios gestos y actitudes, se habían tomado de la mano y acariciando suavemente el dorso de las mismas alternando miradas unos con otros. Andrea tomó dos pequeñas flores de melocotón de un florero central que decoraba la mesa, bellas y formadas por pétalos de dos colores rojo pálido y blanco, estas pequeñas flores simbolizan el amor y la durabilidad de la relación.
Se acercó el camarero y Shuang dijo algo en chino “将账单交给103房间并送一瓶香槟” Tomó de la mano a Yennie, Andrea se levantó y acompañó a las dos que se dirigían a la entrada en la recepción Suhang se dirigió al conserje que le entregó una tarjeta y le informó 套房 103 - 3楼. Los tres se dirigieron hacia el ascensor, se tomaron de la mano y Yennie dijo: “Como si fuera nuestra noche de boda” “Habrá otras” significó Shuang. Andrea las acercó a su pecho desde ambos lados.
En la suite había una botella de champagne y tres copas y grandes ventanas hacia el Río Jialing Jiang antes de convertirse en el Yangtze, los tres estaban frente al gran ventanal, ellas con sus cabezas sobre el hombro de Andrea, una música suave inundaba el ambiente y una luna penetrante descansaba en el río y lo iluminaba todo con esperanza de permanencia.
Yennie acarició a Shuang que besó suavemente su cuello hasta llegar a su boca para culminar en un beso largo y suave, Andrea observaba mientras estaba tomado de la mano de Shuang, ambas se separaron y abrazaron a Andrea que ahora besaba a Yennie, la dejaba por un momento y besaba a Shuang que deslizaba su mano por debajo de su cintura.
Los tres caminaron de la mano hacia otro ambiente contiguo y quedaron parados frente a la cama donde sonreían y Shuang dijo – por eso confío plenamente en Duyí – Andrea agregó – es realmente impresionante, nunca vi una cama de estas dimensiones – Yennie sonrió con un poco más de sonoridad y tomó de la mano a Shuang hasta volcarla en la cama donde se puso con una parte de su torso casi sobre ella y la besaba apasionadamente. Andrea dejó caer su chaqueta mientras se recostaba al lado derecho de Shuang a quien desvestía sensualmente, por momentos deslizaba su mano por la abertura del vestido acariciando su pierna, Yennie no dejaba de besar a Shuang por momentos bajando por su cuello, haciendo un alto para besarlo a él que intentaba infructuosamente quitar los pequeños dragones de su otra piel, hasta que la inclinación de Shuang le hizo perder su horizontalidad y mientras Yennie caía de lado, Shuang se desvestía mirando a Andrea dejando sus pechos al descubierto, luego despejaba su sexo y Yennie le besaba uno de sus pechos mientras procedía suavemente con quitar su propio vestido. Él ya estaba en camisa y sin pantalones mientras besaba el otro pecho de Shuang y por momentos se cruzaba con la boca de Yennie que volvía y bajaba hacia su pelvis.
Cuando la energía sexual se sublima y la pendiente decae la variación obedece a una transformación en sentimientos universales y devoción, convergen en el tantra una representación en forma de símbolos o alegorías que intentan visualizar una proyección de algo superior relativo al sentimiento y la conciencia. Los tres estaban uno al lado del otro, Shuang luego Andrea y Yennie, SAY -dijo Shuang- MAKE -dijo Andrea- SAY AND MAKE -dijo Yennie – pronto se fueron incorporando y sentados en postura de loto, inhalaban profundamente y se acariciaban con las manos y con los ojos, no hablaban, solo se tocaban intensamente pero en forma suave a la vez, pronto dejaron la postura padmasana y volvieron a estar tendidos juntos formando el SAY tomados de la mano hasta que el sol de la mañana fue inundando toda la habitación a través de las cortinas. Adormecidos aún pero esforzados en levantar sus párpados, Andrea observaba dos cabezas debajo de la almohada que surgían en sonrisa cómplice, - ¿Han terminado lo que iniciaron hace años? - Sugirió Andrea. – apenas hemos retomado – dijo Yennie mientras Shuang le tomaba la cabeza para acercar su boca a la de ella.
Andrea llamó a recepción y solicitó que subieran el desayuno a la suite en tanto Shuang y Yennie entraron a la ducha dando tiempo a Andrea para que hiciera lo propio. Fila india, Shuang de espalda era enjabonada por Yennie que de espalda era enjabonada por Andrea, variaron y Shuang de frente enjabonaba a Yennie que enjabonaba a Andrea. Caía el agua de lluvia lo más parecida al feng sui de la felicidad, juntos, debajo y en un beso eterno.
Ya cada uno con su salida de baño, Shuang de color rojo, Yennie de color amarillo y Andrea verde, sentados a la mesa redonda frente al ventanal que daba al río, con un copioso desayuno, Yennie preparaba un relajante té matcha batiendo con el chasen de bambú disolviendo burbujas mientras decía: “Las burbujas te recuerdan la temporalidad de todas las cosas”
Entonces dijo Shuang – El budismo es una enseñanza, una práctica más que nada que busca terminar con el sufrimiento humano, Siddharta Gautama ha dejado en sus enseñanzas una forma de vivir, un estilo de vida y respecto a nuestra relación íntima, a esa reconducción de las cosas sensuales hacia las espirituales hay un cuento hinduista que refleja más que nada la lealtad. “Una viuda alberga en celdas a tres jóvenes ascetas intentando probar su sinceridad y entrega, envía a una hermosa cortesana para ver si esta logra seducirlos. El primer asceta la repudia sin hablar una palabra, así que es liberado de su celda, el segundo se deja seducir por ello también sale de su celda, el tercero acoge a la mujer pero logra desviar su intención de seducirlo llevándola a una conversación que la hace olvidar su pretensión, con lo que más allá que logre salir de su celda es quién ha ganado ya que ha cumplido el cometido de transformar el deseo en otra cosa que es superior”.
Los tres sonreían mientras que Andrea que estaba en el medio deslizaba sus manos por lo bajo a cada lado camino a las entrepiernas en tanto Shuang y Yennie intentaban acercar sus lenguas y acariciaban el sexo de Andrea.
Eran las cinco de la tarde cuando sonó el teléfono de Shuang, era Duyí que se reportaba para combinar la hora de ir a buscarlos, dos horas más tarde estaban de vuelta en Bishan.
Dos días después, los tres en el despacho se habían citado allí para intercambiar ideas sobre la parte legal de su unión. Fue entonces cuando la que todo lo panificaba expresó su idea respecto a lo que debían hacer, dijo entonces:
Los tres estaban rápidamente de acuerdo como en la mayoría de las veces.
Una vez Duyí tuvo todos los datos volvieron a reunirse, esta vez con él informó sobre toda la documentación necesaria como pasaporte, domicilio, padrinos. Luego hizo el comentario que el evento debería hacerse en el Tribunal de Justicia y que le parecía que Mandalay era un buen lugar, allí hay un hotel, el Hilton Mandalay con amplios jardines, cinco restaurantes con diferente tipo de cocina, cesión de bicicletas si quisieran ir a dar un recorrido por los alrededores y también ofrecen barbacoas que pueden compartir con la gente alojada que quiera disfrutar del evento Todos los restaurantes tienen unas vistas a los jardines que son impresionantes, las suites o la habitación ejecutiva son muy amplias, siempre hay algún cóctel que ofrece le hotel, bien en el vestíbulo o en el Lobby Lounge o en el sector piscina que está entre los jardines al aire libre Quedaron que los padrinos serían Jane y Duyí así que deberían viajar a Myanmar con ellos, para ello Duyí reservó dos habitaciones dobles y una suite que era como una casa dentro del mismo hotel. La fecha, una vez tuvieron la documentación se cerró para el 2 de septiembre y la boda, como era de esperar, el día tres.
Lo cierto es que faltaban aún casi dos meses para la fecha del viaje a Myanmar y Yennie debía incorporarse al trabajo en unos pocos días, fue entonces cuando Shuang le sugirió que renuncie ya que no tenía mucho sentido tener dinero y trabajar para una empresa por una nómina siendo que ella, aunque todavía no lo fuera legalmente ya era una persona con medios más que suficientes, además aseveró que en dos días debemos ir al banco a remediar provisoriamente el problema de vuestros ingresos. Yennie no dio una respuesta positiva en el momento pero con el transcurso de las horas resolvió el problema mentalmente y tomó una actitud positiva yendo al banco con Shuang y Andrea.
Mientras recorrían esos paisajes tan bellos de la Aldea y comían frugalmente o a veces lo hacían en algún lugar destacado de entre zonas vastamente cultivadas, una de aquellas veces Shuang quiso que conocieran Pig´s Inn que si bien es una marca de hotel que compara la estadía en el lugar como la de un “cerdo ocioso”, es una antigua mansión de un comerciante de la sal convertida hoy en una posada a la que rodean una gran variedad de árboles frutales y cuenta con un restaurante nada rimbombante pero con una pequeña carta de platos realizados con elementos naturales donde no faltan las especias, y todo se traduce en calidad y armonía.
Hablaban en aquel día que estaban sentados en una mesa en el Pig´s de varias situaciones sensuales que los unían con fuerza inusitada entre ellos provocando risas y alguna que otra insinuación sexual que imperaba en muchas situaciones que compartían.
Shuang comentó que quizá fueran como uno de esos triángulos amorosos pocos conocidos porque se los suponían inmersos en cierta eventualidad, excepcionalidad quizá.
Fue entonces cuando Andrea dijo: - Puede, pero también por su característica de poca difusión respecto por ejemplo a lo poco difundido de los casos que esto ocurre, me refiero a por ejemplo personalidades conocidas que han hecho esto de compartir amor su vida entera con más de una persona.
¿Crees eso? Dijo Yennie, ¿Sabes de algún caso?
Todos rieron contagiosamente y se acariciaron las manos en forma de confirmación de lo dicho por Yennie
Transcurrieron unos pocos días y Yennie acompañada por Andrea debían viajar a Chongquing, ella ya estaba decidida y además tenía una cuenta a su nombre en el banco al igual que Andrea con suficiente dinero para pasar un buen tiempo sin ningún sobresalto, con lo que ambos se despidieron de Shuang y lo hicieron en una tarde de intenso amor prometiendo que sería solo por una semana.
Ya en Nan'an decidieron contratar una empresa de mudanzas, Yennie destinó lo más útil de sus enceres a enviarlo a su nuevo domicilio y aunque en China rara vez lo que tira una persona es un tesoro para otra, aun así Yennie se contactó con un señor que gestionaba un puesto de cosas usadas con cierta utilidad y el mismo se encargó de que el resto terminara en el reciclado, así el apartamento quedó casi vacío, luego solicitó el depósito del alquiler y puso fecha para devolución de las llaves a la inmobiliaria. Redactó la renuncia a su trabajo, estuvo media mañana en la empresa luego decidieron tomarse un día de relax, para ello Yennie lo invitó a Southern Hot Springs Park que se encuentra a las afueras de Chongquing y cuenta con tres piscinas termales a distintas temperaturas hasta llegar a los cuarenta y dos grados lo que ayuda al metabolismo corporal y entrar en relajación con unas impresionantes vistas a colinas cubiertas de bosques, arroyos límpidos, manantiales de cristal y magníficas cascadas.
Y como si fuera cierto aquello del cuento del escritor Isidoro Blainstein, “La puntualidad es la cortesía de los reyes” ambos se hicieron presente justamente al haber transcurrido una semana de la partida del domicilio ahora también de ambos dónde eran esperados por Shuang quien les hizo una especie de ceremonia gastronómica, sensual de besos y abrazos de bienvenida.
El viaje a Myanmar fue realmente maravilloso, fue corto, justamente aplicado a una necesidad, pero lo mejor fue ese simbolismo que une a los tres y por el que respira su relación. Volaron al Aeropuerto de Chanmyathazi en Mandalay desde el Aeropuerto de Jiangbei en Chongqing, un vuelo tranquilo de seis horas Los cinco estaban juntos y el trío había contagiado la alegría a los testigos; en el Aeropuerto contrataron un coche hasta el hotel y en unos cuarenta minutos ya presentaban sus pasaportes en la recepción, habiendo llegado a las seis de la tarde era la hora de la cena, así que todos se ducharon en sus habitaciones pero solicitaron que los cinco comieran juntos en la suite, así que acomodaron una mesa redonda baja que ya estaba casi preparada sobre una alfombra siguiendo la costumbre de comer en el suelo. La comida en ese país tiene fuerte influencia de India, Tailandia y China, con lo que sus ingredientes principales son el arroz, los noddles y curry picante, si bien la comida es nutritiva, adolece de variedad, comenzaron con unos zumos de manzana y como platos sirvieron Lephet Thoke una especie de ensalada de hojas fermentadas de té verde de un color marrón dorado, repollo, tomates, frijoles fritos, chiles y cacahuetes tostados, Htamin hin que es un arroz de pescado con guisantes y aceite de cacahuete, claro que en ese país el curry no viene aparte sino que está mezclado en el arroz, muchas comidas siguen la estirpe del país del Templo Dorado, como tercero y completando el símbolo trial, Mohinga, algo muy típico, fideo de arroz redondo con pescado y caldo de cebolla, verduras y lentejas fritas y pimientos secos, terminaron con un té verde y se despidieron hasta la mañana.
Después del desayuno, bajaron al lobby y solicitaron un taxi hasta el Tribunal de Justicia en el centro de la ciudad, cuando se acercaron a la oficina de informes previo pedir un traductor que al fin no hizo falta porque Duyì se pudo hacer entender en Chino, presentó los papeles que ya había adelantado por internet y que le solicitaron presentara físicamente antes del evento, así que le comunicaron que dichos papeles deberían estar firmados por los contrayentes y que verían de darle hora como había solicitado el día tres, que llamara por teléfono a la mañana siguiente que ya tendrían una respuesta. Tanto Jane como los contrayentes estaban sentados a un costado esperando la tramitación. Duyí volvió pronto con el resguardo de la presentación y decidieron dar una vuelta por la ciudad pero al salir se encontraron con una cantidad de gente y lluvia de pétalos de diversas flores. Se había consumado la firma de un matrimonio y pululaban personas vestidas con colores estridentes y sonrisas pintadas en sus caras, en la confusión Andrea, Shuang, Yennie y Jan se pusieron a un costado mientras Duyí estaba conversando activamente con quienes parecían ser eran los recién casados y a lo lejos se los veía hablar gesticulando, Duyí les dio la mano, estos le acercaron un papel y fue en busca de sus compañeros de viaje, al acercarse les informó que la pareja le habrían dicho que “en Myanmar, creemos que da buena suerte la presencia de extranjeros en la boda” y como en la noche harían la fiesta solicitaban que todos fueran a la misma para colaborar con un buen futuro para la pareja, así que en contestación a la hospitalidad decidieron ir.
Durante lo que quedaba del día contrataron un carruaje tirado por caballos desde donde pudieron observar algunos templos del Siglo XII construidos en forma escalonada conformando un efecto piramidal donde se debe entrar descalzo. El recorrido comenzó en Bagan donde se detuvieron en la Pagoda Dhamma Ya Zi Ka, pasando por otro más pequeño donde había un pintor que reflejaba aquella pagoda, Duyí mirando sus anotaciones solicitó al cochero los llevara Lago Inle, para visitar el mercado flotante que se comunicaba por pasarelas que unían los barcos que hacían las veces de puestos de venta, allí Shuang y Yennie se ocuparon de comprar algunos recuerdos para todos y Jan de las fotos, Andrea solo cargaba los bultos. También en el lago un barquero los llevó por pueblos flotantes, gran cantidad de casas sobre el agua formando comunidades. Comieron en una barcaza flotante un popurrí de platos nacionales y volvieron al hotel en el mismo carruaje que los había llevado y que habían contratado para todo el día.
Llegada la hora de la boda birmana, a las siete estaban en aquella casa ajardinada, Los cinco fueron recibidos como grandes personalidades, departieron con los asistentes y estuvieron cercanos a Ming y Hai, los contrayentes que les solicitaron fotos para el recuerdo. Andrea le llamaba la atención lo corto que eran los nombres hasta que se informó que este era una tierra sin apellidos así que en las bodas no existe el “de”, nadie adopta el apellido de nadie, simplemente coexisten con sus nombres de pila. Una fiesta colorida con música de cítara y variantes de comida autóctona, fue una buena experiencia para recordar.
Al día siguiente Shuang, Andrea y Yennie contrataron un taxi que los llevó al nordeste Sin-hnin-chaung en la zona de Anisakan de Mandalay para escapar del ruido de la ciudad, a pocos kilómetros hay una ruta circular de cinco km aproximadamente, con mucha vegetación y arroyos, todo muy rústico casi sin turistas, realizaron la mitad del recorrido ya que la carretera va subiendo por entre montañas y llega hasta los novecientos metros de altura. Volvieron como a las cuatro de la tarde, los esperaban Jane y Duyí que estaban en Mandalay para conocer la ciudad y ya habían llegado al hotel.
Al día siguiente llegaron al Tribunal de Justicia, solo había en la entrada tres niños con una mujer, subieron la escalera y se presentaron ante el funcionario, el Juez les dio la bienvenida, hizo que firmaran en el Libro de Registro y tres copias que entregó a los contrayentes, les dio su bendición y los mejores deseos y en un acto sencillo y rápido estaban casados, besados, abrazados y felicitados por los testigos.
Bajaron y en la puerta les llovían pétalos de flores que venían de una bolsa que colgaba de uno de los niños, otra vez Duyí seguramente cumpliendo con el detalle de la persona que ostenta el rojo como símbolo o quizá con la intervención de Yennie ya que procedía ese carácter de confabulación que acostumbraban a poner de manifiesto y que siempre es un intento de regocijo.
Ya de vuelta en el hogar departieron mientras comían sobre lo bueno que sería una boda que les permitiera manifestar su unión también en su lugar de residencia así que Yennie aportó lo suyo infiriendo hacer una pequeña gran boda en la casa que se llevara a cabo por un monje budista. Aunque no podamos evitar un cierto halo de religiosidad, deberíamos poner de manifiesto que es la filosofía de vida la que predomina en el acto –
Ya tenían otro plan que mejoraba el anterior y los mantenía sensitivos, sensuales y laboriosamente embarcados en el proyecto, se dieron un plazo no muy largo pero que la labor no les interrumpiera ni por un minuto su vida Feng Shui, su disfrute del uno con el otro. Para eso contarían con la inestimable colaboración de Duyí, el que hace honor al significado de su nombre. La fecha más o menos programada podrían ser tres para no perder esa significación que tiene dicho número en sus vidas, 13, 23 o 30 de noviembre.
Pasaron algunos días y Andrea tuvo que decir que en algún momento él también debería viajar a España para hacer algo parecido a lo que había hecho Yennie a lo que ella dijo - ¿Y por qué no hacer un viaje los tres? - -- ¡Estupendo! Agregó Shuang.
Reían y festejaban las palabras de Andrea que le acababa de decir a Shuang lo bien que le hacían sentir los colores suaves y relajantes que decoraban las paredes de la casa
Yennie sonrió y le dijo a Andrea: - No te haré un acertijo, tu estás representado por el color verde porque eres algo así como tranquilidad y reflexión, te identificas con la naturaleza por eso te gusta Walt Whitman, eres además optimista, libre y empático, también motivador y estás en constante aprendizaje de ti mismo para seguir mejorando como persona.
Decidieron hacer una invitación donde figuraba SAY en el centro y debajo Shuang Andrea Yennie invitan a su boda a realizarse el día 23 de Noviembre del año en curso, Recepción 20 horas PM Extensión carretera G319 郵政編碼402700 Aldea de Bishan casa 星星之间的地方 Lugar entre estrellas.
También decidieron invitar a las personas que residen en el exterior y que tienen algún lazo sobre todo con Andrea ya que solo Shuang tiene un primo en México pero Andrea tiene varios familiares, vendrían con todo pago incluido pasaje y estadía de una semana en la casa ya que habitaciones no faltan. El encargado por supuesto sería Duyi así que Andrea le hizo una lista a la que agregó el primo de Shuang de México, los demás eran de Argentina y España y el resto de China. Yennie agregó sus invitados como sus padres y una hermana y Shuang algunas relaciones sociales debidas a su ocupación y amigos. Con todo la lista sumaba cuarenta y cuatro personas, dieciséis que procedentes tres México, cuatro de España y nueve de Argentina, el resto o sea veintiocho era de China.
Duyí conectó con todos e informó que los billetes estarían a disposición en sus respectivos correos, con la salvedad que deben realizar en forma rápida y de ser posible por internet el visado para poder entrar en China, como este tiene por objetivo solo ir a una boda y contará con el billete de regreso en ocho días, seguramente no tendrán dificultad alguna.
El día 27 llegaba el vuelo procedente de Argentina, el 28 llegaba por la mañana el de México y por la tarde el de España.
Duyí y Andrea fueron a buscar a la familia que venía de Argentina con un microbús, la llegada fue emocionante ya que llegaban las hijas de Andrea cuatro primos y cinco amigos a los cuales no veía hacía muchísimos años.
Llegados al Lugar entre estrellas, los recibió Jan y luego de las presentaciones los destinó a las habitaciones designadas, luego les ofreció toallas, bañadores de la fábrica que había traído Duyí juntamente con unas sandalias para que puedan estar en la zona de la piscina donde pondrían una gran mesa para la comida de bienvenida.
Luego de un rato de chapotear y hablar con Andrea todos los recién llegados preguntaban por la novia, a lo que él respondió que no tardaría en llegar.
Yennie y Shuang venían de hacer compras, habían ido con el chófer a Chongquing, llegaron cogidas de la mano y con vestidos juveniles de colores pálidos con un sombrerito de junco. Al verlas Andrea dijo: - parecen dos hermanitas –
Yennie contestó: - no, eso nunca y besó suavemente a Shuang. Pronto se acercaron las hijas de Andrea, Mía y Ariana, hizo las presentaciones solamente por los nombres. En ese momento Shuang dijo: - Estoy encantadísima de conoceros ¿Quién es Ariana? – Yo dijo la menos alta - La pasaremos muy bien dijo Yennie y las besó.
- Shuang preguntó a Andrea si habían entendido lo que había dicho, - si contestó él, las dos hablan inglés –
- Nos vamos a poner más cómodas mientras disfrutan de vuestro padre volveremos enseguida.
- Mía intrigada intentaba preguntar…
¿Qué les parecieron?
- Pero papá ¿cuál de las dos es la novia?
- ¿A ustedes cual le gusta?
- A mi me gustan las dos dijo Ariana y a mí agregó Mía como dudando
- Pues a mi me pasó lo mismo por eso me casé con las dos
Esto dejó sin palabras a las hijas de Andrea que reían en forma nerviosa y abrazaban al padre que esperó a que volvieran Shuang y Yennie para presentarlas a todos y comunicarles a viva voz que “A veces en la vida sucede una casualidad, a mi me sucedieron dos casualidades al mismo tiempo” así que les presento a mis esposas Shuang y Yennie. Nos hemos casado en forma legal en Myanmar el mes de septiembre, así que no vivimos en concubinato – infirió sonriendo - Los asistentes familiares, algunos sorprendidos, aplaudieron y se acercaron a saludar a las novias
El jardín de El lugar entre estrellas estaba totalmente iluminado con mesas redondas con mantelería en un amarillo suave y gran cantidad de tibores con flores naturales, una orquesta ejecutaba una música suave y armoniosa dando marco de celebración. Había un altar con una flor de loto que flotaba en un recipiente de porcelana a cada lado simbolizando pureza de cuerpo y alma, un buda en el centro y tres velas para alumbrar su imagen. El monje se acercó delante del altar y convocó a los contrayentes que una vez frente a él saludaron con sus manos juntas y una pequeña reverencia mientras el monje ponía sus manos en su pecho y reverenciaba.
Comenzó diciendo: - Este acto que vamos a realizar no es considerado ni un sacramento religioso ni un contrato legal forzoso, esta es una relación humana que se reconoce socialmente a través de familia y amigos, a partir del día de hoy deben prometerse dedicación al completo cada uno a los otros dos con cuerpo, palabra y mente en cualquier situación. Prometan –
- Prometemos - dijeron los tres.
- Encienda cada uno su vela a Buda y repitan “Sukhino Bhavantu” – Que todos seamos felices
Sukhino Bhavantu dijeron y encendió cada uno su vela
El monje echó polen sus cabezas y dijo – Sean felices, reduzcan en lo que puedan la brecha entre las apariencias y la realidad -
Andrea había convencido con otro acto simbólico que nada tenía que ver con el budismo pero que para él siempre tuvo un gran significado. Jane se acercó a los tres con seis copas pequeñas a las que volcó un poco de zumo de pera, bebieron de las seis copas, apartó tres que puso en una bolsa de tela gruesa, la apoyó en el suelo mientras Duyí ataba con una cinta roja los tobillos de los tres intentando que los pies estén nivelados, los tres levantaron sus rodillas y aplicaron toda su fuerza sobre la bolsa rompiendo así las tres copas.
Recordemos que esto que acabamos de romper no podrá volver a unirse, cuidemos las copas que es lo mejor que tenemos – dijo Andrea –
Después del aplauso, se unieron los tres en un beso, en un abrazo. Las amo dije yo y ellas dijeron al unísono “wo ái ni” ambas con la vista puesta hacia los otros dos.
La música continuó sonando en El lugar entre estrellas
TEXAS
C Illinois 264 756. Las cuatro ruedas miraban al cielo, fueron
descendiendo en su movimiento inercial hasta la quietud, Tony Brenen,
policía local, viraba su cabeza para tomar nota del número de matrícula,
dos paramédicos inmovilizaban a Jack en la camilla. Sentía que todo le
daba vueltas, el golpe del volante sobre el lado derecho de sus costillas y el
latigazo sobre su cabeza en el vuelco, habían obnubilado su visión y daban
esa sensación de estar flotando, de estar suspendido fuera de escena.
Un estado de sopor hacía que el ambiente y las palabras fueran lejanos,
casi imperceptibles. Una sensación de vómito, subía imprevistamente, por
momentos, para detenerse abruptamente y volver en su recorrido
ascendente con su agridez hasta la boca. En uno de los espacios, la nombró: “Laura”,
dijo solo eso.
Cuando sonó el teléfono, jack aceleraba sus dedos sobre la Remington,
quería terminar de escribir el cuento, creía que acelerando llegaría a
tiempo.
La discusión telefónica con Laura no había durado mucho, colgó el
auricular, fijó su vista en el papel que vomitaba su máquina de escribir, fue
solo un instante dibujando una impresencia. Cogió las llaves del coche,
pensó que ella ya lo había intentado antes y corrió hacia la calle saltando
escalones de dos en dos.
Mientras conducía mascullaba las últimas palabras de Laura. Viró hacia
la vía de ronda, aceleró igual que hacia unos minutos apretando teclas,
solo que ahora era el acelerador. Debía llegar a tiempo, Laura era
vehemente y sus decisiones encajaban con su temperamental actitud. Una
recta larga que desembocaría en la primer rotonda, luego la segunda
hasta llegar a la carretera, hasta llegar al lugar desolado donde ella vivía.
Recordó la noche en que se la presentaron, los tiempos de convivencia con
ella, el gran amor que los había unido, luego el desánimo, los celos no la
dejaban siquiera atisbar esos pequeños momentos de felicidad que solían
tener, carcomiéndolo todo.
La recordó con su vestido rojo, con su descarada forma de seducirlo, su
mirada triste, su completa inadaptabilidad a esa jauría humana, como ella
consideraba al mundo. Desde que la conoció, Laura estaba presente en
todas sus cosas, en sus cuentos, en sus novelas, en el acristalado ámbar de
su copa de whisky.
La soledad fue siempre una parte poco inquietante en su vida, más que
aceptada, anhelada, un disfrute de esos momentos tan insonoros, donde se
miraba a si mismo y se escuchaba en sus pensamientos. Cuando ella
apareció en su vida, esto viró de tal forma que la soledad era como la hoja
en blanco fluyendo de su máquina, la fatídica blancura mermando el
inicio de la creatividad. La nueva soledad era incontrastable con aquella
anterior, con aquel sentimiento ufano de creerse feliz en medio de la nada
Y el como único activo necesario de ese mundo ensimismado en el yo.
Un golpe seco tronó sobre el lado derecho, la rotonda fue como una cuña,
levantó el coche hasta virarlo completamente deslizándolo largamente
sobre la vía, un ruido agudamente latoso y luego: el silencio. La presión
sobre sus costillas, alguien que jalaba sus brazos y las imperceptibles
palabras dotadas de lejanía, tan distante en el tiempo como el día que
había entrado en el hospital, cuando despertó, se recordó acostado de
espaldas sobre una especie de camilla improvisada, no percibía lo que
pasaba a su alrededor, pensaba en ella y en el último ruido del cristal, en
aquella copa rota, presionando sobre su pecho. Nada le era familiar,
confundía escenas reales con aquellas que había pergeñado para su relato,
recordó que lo había dejado inconcluso. Se enteró porque se lo dijeron,
hubo un tiempo inerte, había entrado en coma a las tres horas de entrar en
el hospital, luego de un paro cardíaco. Estaba allí por una pelea en un
bar, una pelea por celos. Emy y su intimo amigo Ralph se habían citado
pero para hablar de el, Jack no lo sabía.
La pelea había sido dura, los parroquianos no habían hecho otra cosa que
alentar a uno contra otro. El Texas estaba esa noche como nunca, su
reducido y estrecho lugar confundía a los amigos con compañeros de
ocasión.
Siempre en viernes bajaba al pub a escuchar un poco de música country y
beber algo con algún amigo ocasional. Ese no fue un viernes como otros,
el puerto se animaba bajo sus costeras luces incandescentes. No lo había
visto. La imagen de Ralph se contorneaba en oscuros entreluces, cuando
Jack entró al Texas, le siguió los pasos. La música, la bebida y el recuerdo
de Emy hicieron lo demás. Ralph, sentado, con la mano ensangrentada
mirando la decoración del lugar, el Winchester, las matrículas de coche de
Illinois. Una lágrima buscaba el camino del vértice de su boca. Jack
estaba en el piso, la sangre fluía debajo de sus costillas, la sirena
aumentaba sonoridad, las voces se fueron alejando y apagando lentamente
hasta que despertó.
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